MSc. Vanessa Linares de Ramírez Primera Dama del municipio Maracaibo
La democracia en Venezuela sigue viva y depende de cada uno de nosotros
fortalecerla y protegerla.
En tiempos de adversidad, cuando la injusticia amenaza con silenciar las voces de quienes luchan por un país mejor, es más importante que nunca alzar la nuestra. Hoy, como mujer hija, esposa, madre y primera dama de la ciudad de Maracaibo siento la responsabilidad de hablar en defensa de aquellos que han sido injustamente privados de su libertad y de recordar a todos los ciudadanos el poder transformador del voto.

Mi esposo, Rafael Ramírez, alcalde de Maracaibo elegido democráticamente, lleva siete meses encarcelado injustamente junto a su equipo de gestión. Se le ha privado de su derecho a la defensa y se nos ha negado, tanto a él como a su familia, el derecho a visitarlo. Sus hijos, aún menores de edad, enfrentan la incertidumbre y el dolor de su ausencia, una realidad que nos llena de tristeza y desasosiego. Los presos políticos no solo representan un recordatorio desgarrador de las adversidades que enfrentamos, sino que también encarnan la resistencia y la esperanza. Cada uno de ellos es un testimonio vivo de la lucha por la justicia, la libertad y la democracia. No podemos permitir que su sacrificio sea en vano. Al alzar nuestra voz en su defensa, reafirmamos los valores fundamentales que nos unen como nación y fortalecemos nuestro compromiso con un futuro más justo y libre.
La historia nos ha enseñado que la democracia no es un regalo, sino una conquista. Cada elección representa una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con los valores democráticos y para demostrar que, a pesar de las adversidades, seguimos creyendo en un futuro mejor. No votar es ceder terreno, es permitir que otros decidan por nosotros y es, en última instancia, renunciar a nuestra capacidad de influir en el rumbo de nuestra nación.
El voto es nuestra herramienta más poderosa, es la manera en que podemos exigir justicia, rechazar la opresión y construir un futuro donde la libertad y la democracia prevalezcan. Aunque las experiencias pasadas puedan haber sembrado dudas, debemos recordar que cada elección es una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con el cambio y la esperanza.



Invito a todos los ciudadanos a reflexionar sobre la importancia de participar en las próximas elecciones. No se trata solo de un acto cívico, sino de un acto de resistencia y solidaridad. Al votar, enviamos un mensaje claro: la democracia en Venezuela sigue viva y depende de cada uno de nosotros fortalecerla y protegerla.